Esta es Nala, mi gatita. Aquí la "rescatamos" del mal tiempo: hace 2 meses llovió en el desierto más árido del mundo.
Ella es parte de nuestra familia, regalona, consentida, amada por todos nosotros.
Nunca pensaríamos hacerle daño, menos abandonarla como hacen muchos con sus mascotas.
Atendemos sus necesidades, nos preocupamos de que tenga a disposición y a su alcance agua, comida y mantenemos su arena limpia.
Me gusta dejarla entrar y que se suba en mis piernas, a veces se acuesta a dormir conmigo (aunque a mi esposa le moleste que deje pelos por todos lados)
nunca, nadie, podría acusarnos de no amarla, mucho menos de maltratarla.
Y vuelvo a insistir, ella es parte de la familia, tanto como cualquiera de nosotros.
PERO NALA ES MI MASCOTA, NO ES MI HIJA NI ES LA HERMANA DE MI HIJA.
No entiendo ese lenguaje "moderno" de tratar como hijos a los animales. Creo que responde a la frustración hacia otros seres humanos. Con todo respeto, me parece una estupidez.
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